Hace tiempo, discutiendo con un amigo si era o no válido festejar un año más de vida, me decía que una fecha solo por existir no era motivo para celebrar nada, si acaso dar gracias por haber llegado a otro año, en ese entonces, a los 30, el llegar a un número redondo, como decía Borges, era solo tener que agregar otro tanto a una número, pero aún así, le comentaba a mi amigo, el número debía decir algo.
El primer argumento fue la estación, si cada año en mi vida coincide con el inicio del otoño, la era reflexiva, donde se recoge la cosecha, entonces debía ser un momento importante, lo fue en otros tiempos que iniciaba la temporada de los días cortos, el viento y las noches largas, tiempos en que te sientas con un café en la mano a ver la tarde, caminar por un parque y ver el color café de las hojas, estar con los amigos disfrutando de su compañía, ponerte en un lugar en la solitud conociendo mejor quién eres; entonces sería festejar otro otoño, el llegar a ver los frutos de lo que se ha sembrado y cuidado con tanto esmero.
El segundo fue el ciclo de los años, coincide con el inicio del año nuevo judío, los diez días de reflexión antes del Día del Perdón, aunque no soy judío, de corazón me siento cercano a aquellos que fundaron la fe de la que nació la mía, tiempos de pensar, arreglar los pendientes y valorar lo que se tiene, de prestar y entregar lo que mas vale, como el tiempo, los sueños y las esperanzas, deseando que sean buenos tiempos para todos, que los deseos de los demás se multipliquen y, como me enseñaron, que la felicidad de los demás sea muestra de que tengo todo para lograr la mía y compartirla, entonces, Feliz Año Nuevo.
El tercero, lo cabalístico, 13 es mágico, pero no para mal, sino para mover todo de lugar, que sea tres veces sería, como dicen los chinos, cuando llegan tiempos extraordinarios, si reuniera información de todas las fechas que coinciden según los distintos ciclos, nacer en el Año del Perro, que es noble y leal consigo mismo, un año Perfecto, que sumados los dígitos da 8 y este es el infinito para pensar y crear, Libra, con la templanza como guía entre el equilibrio y el caos; diría que muchas cosas me favorecen, pues no me dejan tranquilo y me obligan a cambiar y moverme, según parece, para crear y dejar algo en los demás.
El último, que lo agrego yo ahora, que en los mismos tiempos fue que hice un grupo y lo he dirigido, que con ayuda de los demás, tanto amigos como voces que cuestionan todo, ha salido adelante, en verdad, un lugar para no sentir, como yo pude sentirlo hace mucho tiempo, que había otros como yo en este mundo y una vez acercados por lo común invitados a crecer por lo que no lo es, oportunidad para no sentir que ahí ha terminado todo.
Si bien han pasado estos años, el que llegue a la antesala de los 40, el año de la liberación, no me dice que debo esperar para que esos cambios lleguen, sino que es tiempo de hacer mucho para que, llegado el momento, esté mejor preparado para llegar a donde debo ir, en fin, es un año el que falta, pero que debe ser consecuencia de los 39 anteriores.
Gracias por permitirme que les comparta lo que es este día para mí, al menos un poco de lo que significa y, si bien, para muchos es un día más, espero tengan cada uno, fechas que signifiquen a cambio, muchas cosas, que los ayuden a sentir que el día se ha ganado y no solo se ha cumplido por el privilegio de saber que estamos vivos.
Gerardo Spíndola
septiembre 23 de 2009.
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