Entrenar, practicar y jugar, son términos comunes, después de Sesionar, dentro del BDSM, habla ante todo del interés en alguna práctica (actividad) y que se puede realizar en varios niveles, es por eso que muchos llegan al Medio BDSM esperando encontrar quien les enseñe o alguien con quien tener una "relación de poder", la cual puede ser tan cerrada o abierta como se deseé por motivos de privacidad y seguridad, siendo la exclusividad lo último en lo cual pensar, marcando diferencias entre verdaderos practicantes o "jugadores serios" y personas adictas a la adrenalina, los riesgos, imponerse o someterse por soledad, o el hecho de no saber controlar emociones y volcarlo hacia otra persona como forma de buscar culpables o quien se deje (dependencia emocional).
Son muchos los clubes y sitios, más o menos clandestinos, cuya función es ofrecer un espacio de seguridad, contando con equipo, espacios privados, lugares de convivencia y de descanso, cuyas reglas son tan estrictas que no ofrecen condones para no fomentar el sexo "convencional" ni dar paso a otras formas de control que están fuera del Medio. En otras realidades lo más común siguen siendo el uno-a-uno donde se establece que el "encuentro" se da en un lugar impersonal como un hotel, una casa prestada o el hogar de uno de los participantes, a los cuales debe llegarse como parte de los acuerdos y la negociación, cuando la situación se da porque se conocen en un chat o la persona publica que tiene "lugar" para un momento determinado no se recomienda asistir, pues puede ser desde una broma, el encontrarse con un morboso que solo busca diversión, alguien que quiere tener sexo o algo más delicado como enfrentar violencia, abuso, robo o secuestro, cosa que sucede más por la falta de previsión de quien busca y el anonimato que dan las redes sociales.
Ya entendidos en un ambiente seguro, en que se ha podido conocer de frente a la persona, negociar, tener acuerdos sobre lo que se desea hacer, es cuando se puede tener el encuentro y así tener la sesión, en la cual se espera tener la capacidad de encontrar formas de experimentar placer, algunos de estos practicantes pueden encontrar en estas sesiones un compañero de prácticas, a quien con confianza y tiempo se puede formalizar una relación en la que los roles de Dominante y Sumiso puedan volverse una relación o juego de poder Amo/esclavo, Dueño o Entrenado/perro, pony, cachorro o mascota, y un sin fin de posibles relaciones que no se consideran sentimentales, pero sí amistosas y de compañía, camaradería o hermandad.
En otros posibles escenarios las relaciones van evolucionando a los grupos donde se vive en "manada", como pasa con los perros humanos, en que la convivencia de varios sumisos se da al mismo tiempo que existe uno o varios entrenadores y dueños que se encargan de la alimentación, la higiene, entrenamiento y cuidados generales de los sumisos bajo estrictas reglas de disciplina que dejan entender que los Dominantes siguen llevando el control y poder mientras los sumisos, pese a todo lo que reciben, están siempre a las órdenes de sus Dueños.
Continuará...
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