La asexualidad es una forma de Orientación Sexual en que se carece de atracción romática o del deseo sexual distinta a la abstinencia y la represión sexual, las cuales son voluntarias y que se relacionan a factores sociales, culturales o de comportamiento, la asexualidad es complementaria dentro de la Orientación Sexual compuesta principalmente de la Homosexualidad, la Heterosexualidad, la Bisexualidad en su mayoría, dejando entre el 1 y el 3% de la población a otras expresiones que pueden ser solamente románticas, físicas, sexuales o emocionales, siendo en su mayor parte identificados como asexuales.
La asexualidad fue definida en los años 40 por Alfred Kinsey al establecer su escala de Orientación Sexual donde los niveles del 0 al 6 definían desde la total, preferente y mayoritaria actividad sexual desde la hetero a la homosexualidad, dejando un nivel X o neutro para los individuos que no parecían tener ninguna actividad sexual ni el deseo o sensación de carencia por esta ausencia, siendo entre aproximadamente el 1% de los varones en edad sexualmente activa y entre el 1.5 y el 3% de las mujeres en la misma edad.
Siendo la Orientación sexual la atracción física, sexual, emocional y romántica que experimenta un individuo hacia los demás, los asexuales pueden experimentar la ausencia de cualquier deseo sexual o físico y la falta de atracción romántica o emocional de forma parcial o absoluta, de solo el deseo o la atracción sin el otro o de ambas, o con deseo y atracción pero no la necesidad de realizarlo.
El individuo asexual puede llegar a tener orgasmos, autoerotizarse y realizar el acto sexual llegando al coito y el clímax, que experimenta de forma mecánica, puede llegar a relacionarse de forma afectiva con otros individuos y llegar a formalizar una pareja pero no sentir un deseo de una vida sexual activa, pudiendo dar a entender indiferencia ante la ausencia de sexo sin ser rechazo o falta de apetito sexual y que se confunde con homosexualidad latente o impotencia, pudiendo llevar a la separación o falta de comunicación en la pareja.
Fue hasta 1999 que el Brasil se despatologizó a la asexualidad, haciendo innecesarios los tratamientos de orientación sexual que descartaron a la homosexualidad desde 1973, aunque en otras culturas una persona asexual es llevada a ser considerada santa, elevada o ausente de los problemas y tentaciones mundanas, la necesidad de ser aceptados como individuos funcionales de una sociedad que tiende a rechazar a los individuos que no actúan ni se relacionan sexualmente con los demás, dio origen en 2001 a la Red de Visibilización y Educación sobre la Asexualidad (AVEN en inglés) por el activista David Jay, la creación de una bandera del orgullo asexual y la implantación del 19 de febrero como día del Orgullo Asexual.
La falta de deseo o atracción temporal no es asexualidad ni la disminución de los mismos, pero el no sentir esa necesidad sexual de forma permanente puede ser identificado como asexualidad, teniendo el individuo que asumir su orientación sexual para evitar rechazo, frustración, depresión y hasta el suicidio ante la ausencia de una aceptación plena de parte de la sociedad.
La asexualidad es ajena a la Identidad de Género, pues se presenta en individuos cisgénero, transgénero y agénero, siendo identificada a partir del inicio de la vida sexual.