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Asexualidad
Es muy reciente el que se haya podido distinguir de la abstinencia sexual y el celibato, que son voluntarios, de la total falta de atracción sexual junto a una baja o nula actividad sexual humana, incluyendo la masturbación, aproximadamente entre el 1 y el 3% de la población es asexual.
Antes se consideraba que toda persona era sexualmente activa en algún grado, pues desde el celibato hasta la hipersexualidad (antes satirismo y ninfomanía) se consideraban muestras de satisfacer la necesidad sexual de alguna forma y que, en caso de reprimirlo, se producían trastornos de la personalidad que llegaban a manifestarse como dolencias físicas y/o psicológicas, en algunos casos se llegó a recomendar la masturbación como forma de liberar el deseo antes de descubrirse que era otra forma de sentir satisfacción no coital, en otros, las personas que manifestaban una actividad sexual baja o nula eran considerados más aptos para tomar decisiones relacionadas a la justicia, la fe o la cultura, de ahí que a lo largo de la historia se considerara una nula actividad como una iluminación o acto divino, donde muchas personas decidían tomar la vida religiosa o de contemplación para alejarse de las obligaciones sociales de formar una familia.
La asexualidad puede darse entre la falta de apetito sexual y la falta de atracción romántica, pudiendo ser que el individuo sienta atracción sexual hacia otra persona, un género o ambos, pero no el deseo de tener actividad sexual de cualquier tipo (besos, caricias, expresiones de afecto, acto sexual coital o no) o, sentir deseo por tener sexo pero nunca llevarlo a ejercer, pudiendo suplirlo totalmente con la masturbación, en cualquiera de esos tres casos, la persona es capaz tanto de masturbarse y sentir placer hasta de realizar el coito de manera mecánica, lo cual puede ser insatisfactorio y puede llevarlo a decidir no tener más actividad sexual.
No se le considera una enfermedad ni un problema sexual, pero socialmente se espera, sobre todo de los varones, que cumplan con las reglas sociales de cortejar y casarse para formar una familia o al menos tener relaciones continuas con una o varias parejas, en el caso de las mujeres, sobre todo en sociedad conservadoras, la asexualidad pasa desapercibida, pues se espera de una mujer que no se casa se mantenga célibe y alejada del deseo sexual, debido a lo anterior las presiones sociales para que el individuo se case pueden llevar a formar una pareja o matrimonio en el cual no haya actividad sexual, sea insatisfactoria e incluso nula.
Desde su descubrimiento en el Informe Kinsey, en que varios individuos declararon nunca sentir deseo ni atracción hacia otra persona y se les separó de los que reprimían su sexualidad por razones culturales o religiosas, los asexuales han peleado para que no se les considere enfermos y por su derecho a vivir sin pareja ni sentirse obligados a formar una familia o se les quiera anular socialmente, cada año, desde 2004, el 19 de febrero es Día del Orgullo Asexual, día en que se realizan jornadas de visibilización y educación sobre esta otra manifestación innata de la sexualidad humana.
Los asexuales, al no sentir atracción ni deseo, pueden en cambio tener una completa identidad de género, se consideran en su mayoría hombres y mujeres con una relación cisgénera de su sexualidad como masculino y femenino. En los últimos años, ante la presión hacia una definición de la sexualidad, muchas personas en la adolescencia describen un comportamiento en el cual no sienten una identidad de género, al no diferenciar las actitudes masculinas y femeninas, y no teniendo impedimento en usar prendas de ambos géneros junto al arreglo personal, aún es poco documentado pero se estaría hablando de una falta de Indentidad de género que se clasifica como agénero.
La bandera del Orgullo Asexual muestra el color gris y blanco, simbolizando la ausencia de atracción sexual y romántica, el color negro de la ausencia de sexo y el morado, como color del orgullo y la dignidad.
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