Mayo, mes contra la homofobia (2)

Las perversiones fueron la manera en que se clasificó a finales del siglo XIX a todo comportamiento que no tenía por finalidad el coito, en la lista inicial se sumaban a la pederastia, la zoofilia y la necrofilia, los fetiches, el sadismo, el masoquismo, la abstinencia, la masturbación y la homosexualidad, pese al avance en pasar de pecados y comportamientos aberrantes de la Era Victoriana a "problemas mentales", la sexualidad libre se nutrió de la literatura médica, pues incluso el pretender usar un lenguaje muy técnico para que quien leyera no generara ideas "perversas" el descubrimiento de que otros, incluso de niveles sociales, cultura o raza distintos al blanco caucásico que era la "norma" americana para identificar al individuo, eran parecidos en sus fantasías logró que la sexualidad "perversa" nutriera de elementos para tanto criticar como alabar la complejidad humana.
Con el avance del nazismo la persecución a quienes no cumplían con las normas establecidas del ideal ario y la diferenciación con los grupos raciales "degenerados" la homosexualidad junto a toda la sexualidad no reproductiva y heterosexual fue perseguida, en el ámbito de la medicina se buscaba un supresor del "instinto sexual desviado" y entre tratamientos que buscaban la cura por medio de la tortura, la privación, la culpa y la represión, la criminalización volvió a aplicarse a todo hombre que no cumpliera con las normas de ser masculino, estar casado, tener hijos y otros, también se persiguió a la mujer que no estuviera casada, no tuviera hijos ni hiciera "labores de casa", considerados degenerados fueron enviados cerca de 150 mil alemanes que se sospechaba de su sexualidad a varios campos de concentración a ser torturados y obligados a trabajar bajo condiciones inhumanas, se les marcó con un triángulo rosa invertido para significar ser débiles e "invertidos" y de los 10 mil sobrevivientes la mayoría regresó a la cárcel por ser el sexo consensuado entre adultos del mismo sexo delito, fue hasta los años 60 que se les fue liberando y se terminó por dejar sin validez la ley entre los 70 y 80 cuando al final fue derogado el artículo 175 del código penal alemán.
En 1948 y 1953 aparecen los estudios sobre El comportamiento sexual del hombre y El comportamiento sexual de la mujer por el doctor Alfred Kinsey(1894-1956) donde realizó el primer gran estudio sobre el comportamiento sexual al realizar más de 20 mil entrevistas a hombres y mujeres en la Unión Americana, algo que quedó inconcluso con la destrucción del Instituto de Estudios Sexuales en Alemania, con un sistema diferente y una actitud de no juzgar se pudo compilar una serie de datos que informaron que tanto hombres como mujeres no solo fantaseaban, sino que realizaban en su vida sexual varias actividades que les daban placer, dejando claro que el sexo instintivo, como en los animales, era la excepción en la conducta humana y que sin importar la formación, la educación, la profesión y el sexo, existía una gran incidencia de "perversiones" que no causaban conflicto a quienes las practicaban, la separación entre deseo y actividad no era impedimento para la experimentación y en los años 50, con el avance en la Liberación Femenina, la píldora y la la prueba del embarazo casera, la mujer se comparaba con el hombre en el campo del ejercicio sexual sin por ellos romper con los roles definidos para el hombre y la mujer en la vida social, será entre los 60 y 70 que dicho avance alcanzará otro nivel al incluir la lucha social que acabará con las restricciones a los matrimonios interraciales y la aceptación de la otras formas de relación, pero todavía dejaba fuera a los no heterosexuales cuya lucha se iba posponiendo mientras otros grupos, como los negros y los pobres, iban ganando terreno en el reconocimiento de sus derechos y teniendo el arma social que para la medicina y la psiquiatría la homosexualidad era todavía una enfermedad que buscaba una "cura" para que el individuo alcanzara la aceptación social por medio de la integración.
El cambio en la forma en que se veía la sexualidad, y a las enfermedades mentales en general, provocaron que en 1973 la Asociación Psiquiátrica Americana dejara de considerar la homosexualidad una enfermedad, en 1987 le tocó el turno a las perversiones que pasaron a ser parafilias, pero todavía se consideraban ciertos comportamientos como patológicos, como la transexualidad, y se tomaba como padecimiento la intersexualidad, la misma bisexualidad no alcanzó la equiparación con las orientaciones sexuales principales, heterosexualidad y homosexualidad, hasta los años 80, investigaciones posteriores retomaron la falta de atracción sexual, asexualidad, y la falta de identidad de género, agénero, creando un mayor espectro para entender lo que el mismo Kinsey había postulado entre la atracción exclusiva, preferente e indistinta hacia uno o ambos sexos.

Continuará...

17 de mayo, Día mundial contra la homofobia.