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lunes, 24 de noviembre de 2014

Jugar al BDSM o practicar BDSM (1)

¿Juego o práctica? I

No es nada nuevo ni tampoco es consecuencia de los fenómenos de la cultura pop que conozcamos cada vez a más personas que hablan de su búsqueda de una experiencia BDSM, esclavitud sexual o una Relación de Poder sin más detalles que explicar fantasías llenas de lugares comunes en que la existencia de un acto sexual "a tope" sea tomada por Experiencia Sadomasoquista, desde el chico que pide le escupan y lo traten de "putito" hasta la "chica atrevida" que dice tener un amo con un contrato y que solo ha sido sexualmente usada por el tipo sin mayor miramiento sobre su integridad o necesidad, pues hasta consideran parte del "acuerdo" el tener sexo sin protección vía anal.

Muchos de los mitos que rodean al BDSM tienen la misma base que aquellos que creen que escuchar Heavy Metal, creerse vampiro por ponerse lentes de contacto rojos, ropa de terciopelo negro blanquearse el rostro o leer cuanto cómic gore encuentren ya los hace satanistas, es ante todo una forma de rebeldía sustentada y alimentada por aquellos que solo buscan hacer negocio, ejemplo claro está quien sigue ese mainstream llamado Las sombras de Grey que habla de BDSM sin jamás definirlo como tal o siquiera aclarar que la autora solo le gustó el término por oscuro y poco entendible para ella y el tipo de mujer a la cual está dirigido, el ama de casa insatisfecha pero resignada de 40 años.
Si ya llegamos hasta aquí vamos a ir desentrañando por dónde las cosas no caminan, empezando por las espectativas que aparecen en casi todos los que quieren asistir a una sesión Leather o de BDSM entre hombres y que es lo que han visto en la televisión en programas de detectives o investigación forense y que personas sin escrúpulos venden como verdaderas para vender drogas o promover actos de riesgo tan solo porque dicen haber visto una oportunidad de hacer dinero.

La orgía

Quien vio Ojos bien cerrados (eyes wide shud, 1999) recordará la escena de la fiesta privada en un lugar alejado de la ciudad a la cual el algo ingenuo y confiado doctor William "Bill" Harford, Tom Cruise, se ha enterado por un ex compañero de la facultad caído en mediocre pianista y decide asistir tras una mala pasada de mariguana que le hace conocer algo que no sabía de su mujer Alice, Nicole Kidman, al llegar con un esmokin y una máscara se encuentra con una escenificación en que mujeres desnudas hacen un círculo en el cual son "entregadas" a tener prácticas sexuales con los asistentes en una muy mala copia de las máscaras del Carnaval de Venecia, hasta el momento en que Cruise es descubierto y enfrentado por su osadía hasta que una de las mujeres lo "salva", pudiendo retirarse para después saber que la mujer era la misma prostituta que conoció en una fiesta de alta sociedad tras salvarla de una sobredosis y que su salvación fue parte de la misma farsa a costa de él.


Por esta escena no son pocos los que al buscar un grupo o fiesta que se diga BDSM quiere que haya "sirvientes" desnudos que están dispuestos al sexo, además de suponer que es tan privado y exclusivo que la gente ahí presente serán personas de la alta sociedad, ricos e influyentes, además de todo tipo de drogas en un ambiente refinado cual descripción del marqués de Sade, habrá que decir que en la realidad la gente de esos niveles ni se presta para estas prácticas, al menos abiertamente, pues prefiere hacerlo en el extranjero, si es que le gusta, siendo entonces que la cuota por asistir, que se sabe puede llegar a una cifra de 3 o más ceros, termina siendo una tomada de pelo, pues en esas reuniones, fuera de que haya sexo ocasional no encontrarán ni a Nicole Kidman ni a su ex marido Tom Cruise como prototipos de los asistentes y las mujeres u hombres "sumisos" están contratados para dar servicio y fingir que cualquiera ya medio tomado es un "Amo" de altura para esperar una buena propina.



continuará...

De "Jugar o practicar el BDSM: el empirismo o simple engaño"
Guía del Buen Leather
Gerardo Spíndola
Comunidad Leather México
Moderador


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