Heterosexualidad: es la atracción hacia las personas del género complementario, se considera es la mayoría de la población y la norma a seguir para el matrimonio, la familia y la sexualidad dentro de la sociedad y la religión.
Homosexualidad: es la atracción hacia las personas del mismo género o sexo biológico cuya relación no está ligada a su expresión de género, se considera entre el 10 y el 15% de la población.
Bisexualidad: es la atracción hacia persona de ambos géneros sin ser necesariamente polisexual (varias parejas o compañeros sexuales), según diversos estudios la bisexualidad puede ser exclusiva, preferente o indistinta hacia el sexo de la persona o personas por las que se siente atracción.
Asexualidad: es la ausencia de alguno de los factores de atracción sexual que provocan que la persona pueda sentir deseo pero no el realizar el acto sexual o los patrones de enamoramiento e intimidad común a los no asexuales, la persona asexual puede tener contacto sexual pero no emociones o sentir afecto con quien lo realiza, no se debe confundir con la abstinencia o el celibato por ser actitudes autoimpuestas por razones culturales o religiosas, su número está entre el 1 y el 2% de los varones adultos y entre el 0.5 y el 3% de las mujeres adultas.
Pansexualidad: es la atracción por las personas independientemente de su sexo biológico y de su identidad de género (cisgénero, transgénero o agénero) incluyendo a los intersexuales.
Demisexualidad: es, a diferencia de la pansexualidad, la atracción surgida por motivos emocionales próximos hacia una persona independientemente de su sexo, género, identidad o exptresión; siendo la persona capaz de vivir sin sentir atracción ni deseo sexual en caso de no relacionarse con ninguna persona.
Continuará...
Junio, mes del Orgullo LGBT
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